EXILIO
El exilio es:
Una bomba nuclear. Una forma de comenzar a colonizar. Una marca de época similar. Un estilo de fragancia. Un estado de la memoria. Un sentido de la euforia. Un color de estación. Un aroma a inflación. Una cierta inestabilidad emocional. Una circunstancia de descontento popular. Un pedazo de tierra que se va y no regresa jamás. Una nueva vestimenta que asimilar. Un pedazo de tierra -otro más- que incorporar. Un dolor de hígado que no me deja en paz. Un olor a subte particular, como el de la línea A. Un sabor a miel en mis noches de paz. Una mesa vacía, sin mantel. Un juego de cubiertos que ya no está. Un enorme vacío que llenar. Una nueva forma de pensar. Un espasmo en el pecho muy puntual. Un temblequeo en mis manos que no se va. Un privilegio de la clase media. Unas piernas jóvenes para caminar. Una naranja a medio pelar. Unos ojos claros para no tener que emigrar. Un presente atravesado por luz y oscuridad. Una tez de piel que no me diferencie de los demás. Un olor a “catinga” por tener que trabajar demás. Un mundo al que poner patas para atrás. Una oportunidad para dejar de comer demás. Una incertidumbre a sumar. Una deuda pendiente que contar. Un descubrimiento, difícil de explicar. Una nueva estupidez -otra más- sobre la que escribir o filmar. Un alfiler, clavado justo en el medio de mi espina dorsal. Una espada para luchar por el bien, contra el mal. Un cierto aroma a descomposición final. Un piano para tocar en soledad. Un juguete hueco que hay que llenar. Unos nuevos amigos que descubrir. Un lugar para llorar hasta hartarse. Una nueva confusión -otra más- que abrazar. Una cama de hospital en donde poder, por fin, morir en paz.
julio 29, 2013 en 3:29 pm |
Todas esas cosas escoltan tu camino a la libertad. Es tu exilio del mundo, de la cárcel. Tu mente viajó y nombró todas las cosas que te llaman, y creo que, si al leer hiláramos bien fino, veríamos enormes significados en cada oración. Porque también, este camino hacia la libertad, camino que es sabido más por el corazón que por la conciencia, es compartido si no por toda, por gran parte de la Humanidad. Somos ciegos. Pero aun así, ciego, buscamos, y en poesía y fuego nos animamos a encontrar las respuestas. Las respuestas van a ser en sí mismas nuestra vida verdadera. Eso nuestro corazón lo sabe.