Archive for the ‘deseo poscapitalista’ Category

Otoño 1

abril 7, 2024

La masa y el poder. La violencia y lo sagrado. El conservadurismo radicalizado. El astrólogo de Roberto Arlt. La vida emocional del populismo. La necesidad de producir un movimiento, híbrido o presencial. La impotencia de tener una doble personalidad. Cómo escapar al mosquito y sobrevivir a este entuerto. La razón psicodélica como una forma de perseverar en el propio ser. El hippismo como una amenaza al establishment. El rol de los sindicatos frente a estos drogatas. Por qué nadie está afiliade hoy a un sindicato. Interpretar para transformar: la función latente de la psicodelia. Por qué hoy todo parece estar desintegrado.

¿Qué podemos aprender de nuestro fracaso, ahora que ya no hay contracultura, ahora que solo hay pobres?

El triunfo de la tristeza. El éxito del deseo posfordista. No hay ya un lugar al que volver, fuera entonces la melancolía de izquierda.

¿Quién puede acceder hoy a la universidad?

La revolución con óleos: ya no hay vida en las necesidades populares reales. Ningún derecho, nunca, está necesariamente garantizado. La producción de contralíbido como eje de una nueva propuesta política. La contracultura, ya desaparecida, ha sido capturada por la ultraderecha. Ya no hay clase. Ya no hay género. Ya no hay raza. Ya no hay plata. Ya no hay interseccionalidad. Solo existe la soledad de Maquiavelo. Y la necesidad de empezar a rozarnos, de generar espacios vitales.

O tomamos consciencia de nuestro lugar en la estructura de la desigualdad o nos disolvemos.

Esto nunca está dado. No se puede descansar, nunca más. La producción de un nuevo nosotres se revela imperativa pero insuficiente.

Un suelo común, una mayor intensidad, una consciencia de grupo. La consciencia del potencial del grupo subyugado, destrozado, diezmado. La servidumbre voluntaria es permanente. La clase trabajadora, si es que eso todavía existe, goza de su opresión.

¿Cuáles son las distintas formas en las que se juega el deseo?

¿Cuál es mi hedonismo depresivo?

Solo encuentro el placer en la permanente producción de ira, de odio, de frustración. Quisiera ser un burócrata que cuestione todo el tiempo la cultura del trabajo. Nunca estuve a la altura de lo que digo. Nunca lo estaré. Deseo desarrollar una ética del antitrabajo.

¿Es posible acelerar para ir más allá del principio del placer?

No hay posibilidad de retroceder, hay que crear una nueva praxis.

¿La negación tiene alguna potencia?

Hay que hacer algo con nuestros fantasmas, además de estancarlos en agua salada. Hay que salir de la subjetividad impotente.

¿Desde dónde poder construir una hauntología deprimente?

La historia, vieja puta, es una posibilidad entre otras. La historia podría confeccionar distintos cartelitos para nosotres, ofreciéndonos alternativas de vidas posibles.

Esto podría haber sido de otra manera. Pero perdimos.

¿Podemos hoy en día revivir la agencia?

Fugar para adelante, sin ver atrás.

¿Quién puede convertir el afecto negativo en un proyecto político?

¿Qué noción de futuro tienen los sectores populares?

¿Siguen haciendo asambleas?

¿Qué horizontes reales hay?

¿Cuáles son los espectros de cada cultura?

¿Y los fantasmas que nos traman?

Passé quarante ans, tout le monde ressemble à une ville bombardée. Et mon pays a plus de 200 ans.

Es evidente que la situación de ruptura es completa y absoluta. Es evidente que ya nadie podrá salvarse. Es evidente que me gustaría decir: ya no quiero que nadie se salve.

Se ha cortado el diálogo. Y espero que así continúe, hasta el final de los tiempos.

¿Te acercas a la madurez?

¿Acaso los vendavales sacuden la fruta caída de tu árbol?

Creo fervientemente que sí. Creo que nos acercamos al final. Y si eso ocurre, y ojalá ocurra, está bien así. Y si no, también. Que no hay problema, que no tendría, al menos, por qué haberlo. Siempre algo quedará incompleto.

Vivir es una anomalía. Me muevo entre billones y billones de muertos. Los piso. Me abro paso entre medio de cadáveres que me recuerdan una existencia que ya no es nada. Un debate en acto, que actúa en su misma expansión.

Le succés, c’est comme le beauté, ça ne se discute pas, ça marche. Et ça tombe où ça tombe.

Es el sueño nuestra única experiencia real.

Los que oímos, no estamos en unidad con eso que se oye.

Madurez del pensamiento, dijo el poeta, aridez de vivir, agregó mi tía en chancletas.

Es lo que ocurre a los 50 años. O antes o después.

Quisiera adornar mi cabeza con un lago pequeño, como si fuera una piedra preciosa.

Cambios pero no rupturas. Nunca rupturas.

La base material y política de la ultraderecha sigue intacta.

La necesidad de una reforma militar.

La estructura del nuevo subdesarrollo sigue intacta.

La desindustrialización sigue intacta.

Reina el cortoplacismo. Por todas partes la precarización se impone.

El tema es, como siempre, quién va a invertir la trampa de la macroeconomía, de la austeridad fiscal.

Hace tiempo que hablo la lengua de los ganadores.

Déficit cero. El Estado no tiene capacidad de inversión. No se asoman elementos de posneoliberalismo. La reconstrucción de programas de Estado es imposible.

No se puede cumplir con las expectativas de un gobierno de izquierda, solo porque no hay ningún gobierno de izquierda a la vista.

La justicia no es capaz de resolver los temas de la política.

Una izquierda con fuerza política y social es hoy un oxímoron.

El sistema ya no es capaz de entregar mejores recetas.

Soy un encantador de serpientes. Un domador de mariposas y de langostas.

Las alianzas se construirán en función de los intereses de los polos, dijo el profeta.

Elegir un lado no es supeditarse a él.

La pregunta es: ¿queremos integrarnos? ¿Para qué?

Los escritorios vacíos, los despedidos como los nuevos desaparecidos.

No todo el mundo puede hacer todo, todo el tiempo.

¿Es la calle, entonces, la que está ocupada hoy por grupúsculos de izquierda?

¿Y el pueblo? ¿Y lo común? ¿Y el ascenso social? ¿Y los realities?

Lo común quizás sea hoy cobrar miserias, el individualismo tirano, la subjetividad neoliberal.

¿Es La Maraña una performance?

¿Estoy realmente desesperade?

¿Tengo apatía?

¿Es esto una obra?

¿Hay reclamos justos?

¿Puedo pedir waivers en revistas científicas, solo porque soy pobre?

¿Vivimos en un mundo que desprecia o prohíbe el deseo?

¿Y el otro sector, qué está haciendo?

No se puede ser de izquierda si voy a tomar un café en Starbucks.

La fuerza más poderosa que jamás existió, ¿cuál es? ¿Tengo alguna idea nueva?

Hay un problema de distribución. Se oculta la abundancia. La nueva izquierda, si es que eso existe, bloquea la invención de la clase media. El fracaso de los movimientos capitalistas es degradante. No es necesario imaginar una absoluta alteridad. Que yo sea poscapitalista no me hace necesariamente deseable. Quisiera vivir en un comunismo de lujo. Tengo una fijación con el pasado y no logro hacer el duelo. Sufro de un superyó leninista. El poder es patológico en sí mismo. Si no salimos de la mera resistencia siempre nos aplastarán, seremos simplemente reactivos e inofensivos.

El resentimiento es la única solidaridad. Hay un desfase entre los conceptos y la realidad, entre la red y la jerarquía.

Hoy lo colectivo es lo que está puesto en cuestión.

Sufro de la ausencia de tener presente.

Passé un certain âge, on ne se sépare plus des morts, on reste dans leur temps, en leur compagnie.